Platicando con un amigo me puse a pensar en todas aquellas cosas que nos hacen sentir inseguros y tras mucho reflexionar, me doy cuenta que lo que nos hace sentir que valemos menos que otras personas no es en si el valor que nos damos como personas, sino el valor que le damos a nuestras características.
Resulta ilógico pensar que un conjunto de actitudes, sentimientos y genotipos nos hagan sentir como si fuésemos “bichos raros” o “fenómenos”, cuando en la realidad no tienen (o por lo menos es mi idea) un verdadero peso en cuanto a nuestra personalidad.
Para mí, la simple idea de pensar que dichos atributos (cuyo fin en realidad debe ser el de filtrarnos y agruparnos durante los estudios sociales) sean los que nos definan es tan ridícula como si al conocer a alguien nuevo nos presentáramos como “hola, soy un hombre de veintitantos años, 1.XXm, XX Kg, caucásico quemado de sol, ascendencias mixtas, no deportista, clase… y mis apodos son… y mi nombre original es Fabián”. Suena completamente ridículo, ¿cierto?, pero desgraciadamente es como muchas personas, incluyendo este amigo, se perciben.
Si alguien acá lee esto y conoce a alguien que pase por lo mismo o está pasando por lo mismo, quiero que piensen en esto: ¿Por qué no nos presentamos como en el ejemplo de arriba? ¿Por qué decimos primeramente nuestro nombre? La razón es muy sencilla y es algo que me gustaría que pusieran en práctica: Nos presentamos primero por el nombre (o a veces por un apodo) porque es quien somos en realidad, una persona. Antes que una etnia, que una religión, que una preferencia sexual, que una clase social… antes que todo eso somos personas, y de la misma forma, todos aquellos que nos rodean son personas igual que nosotros.
Tomemos como ejemplo dos árboles de navidad (ya sé que estamos en marzo, pero tengo mis razones), ambos están adornados, ambos tienen luces, pero los adornos no son iguales, y lo mismo con las luces… Son totalmente diferentes, ¿verdad?
Entonces ¿Qué pasaría si decidimos quitar los adornos y las luces? ¿Seguirán siendo diferentes uno del otro? ¿O serán básicamente el mismo árbol? Así como en este ejemplo, así somos todos, nuestras características no son más que adornos que generan ligeras diferencias entre nosotros, pero en el fondo seguimos siendo personas, y eso es lo que en verdad importa.
'Tengo mil demonios y un corazón para amarte!
Tu mi vida entera
Recomendación de películas
Por: Bred Palacios
Fotografía, música y escritura
Pequeños fragmentos de mi mente, acceso bajo su riesgo
Blog de Noticias de la Comunidad WordPress.com